FILOSOFÍA DE CALVARY CHAPEL

Por : Chuck Smith

 

La filosofía de Calvary Chapel, en lo concerniente al rol y la función de la iglesia, la encontramos en la Epístola a los Efesios 4:8-13 donde Pablo habla acerca de Jesucristo, “…quien ascendió al cielo, y quien primeramente descendió a las partes más bajas de la tierra. Y cuando ascendió, llevó cautiva la cautividad. Y les dio dones a los hombres, constituyendo a unos apóstoles, a unos profetas, a algunos evangelistas y a otros los constituyó pastores y maestros”. Enseguida Pablo declara la razón por la cual el Señor ha constituido a estos hombres de esta manera; “…para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo”.

Creemos que la iglesia existe principalmente para Jesucristo, para proporcionarle gozo, para la alabanza y gloria de su gracia. El Señor ha creado la iglesia para sí mismo, por su voluntad, así pues, la iglesia existe principalmente para él, es su iglesia. Cristo dijo: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”. Nosotros somos parte de su iglesia.

Solo hay una persona que puede decir: “Mi iglesia”, esa persona es Jesucristo. Es su iglesia. Sin embargo, es importante notar que uno no puede afiliarse a ella, tiene que nacer en ella. Nosotros nacemos de nuevo por el Espíritu Santo de Dios en la iglesia de Jesucristo.

¿Cuál es entonces el propósito de su iglesia? Glorificar a Dios, ser instrumento del ministerio de Dios, para el Señor. Pero además en un sentido secundario, la iglesia existe para la edificación y fortificación de los santos, para llevar a los santos a la madurez plena, para que puedan participar en la obra del ministerio.

Cuando asistí al seminario, el pastor Oswald J. Smith de la iglesia “People’s Church” en Toronto Canadá y mundialmente conocida por estar orientada principalmente hacia la labor misionera, hacia mucho énfasis sobre las misiones en el extranjero. En sus conferencias le escuché decir una y otra vez que el propósito principal de la iglesia era la evangelización del mundo. Le escuché decirlo tantas veces que lo acepté como una verdad contenida en el evangelio.

Así pues, cuando me inicié en el ministerio, me propuse evangelizar al mundo. Mis sermones siempre eran evangelísticos. Siempre eran seguidos por una invitación, que decía: “Inclinen sus cabezas, cierren sus ojos, y sin que nadie mire a su alrededor, quien quiera recibir a Jesucristo esta noche, levante su mano y bájela de nuevo”. Todo estaba encaminado hacia la evangelización. Yo buscaba evangelizar porque sentía que el propósito primario de la iglesia era la evangelización del mundo, así se me había instruido.

Sin embargo pronto descubrí que la cosa más difícil en este mundo es, tratar de ser algo que Dios no creó. Pablo preguntó: ¿Son todos apóstoles, profetas, son todos evangelistas? La respuesta obviamente, es no. No todos tienen el llamado de evangelistas, no todos son llamados a ser pastores y maestros, no todos reciben el llamado a ser profetas; y tratar de ser algo que Dios no hizo, es la cosa más difícil del mundo. Yo estaba tratando de ser algo que Dios no me había llamado a ser.

Pablo, al abrir su carta a los Efesios dice: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. Yo puedo aceptar eso. Yo puedo decir, “Chuck, pastor y maestro por la voluntad de Dios”. Es importante que descubramos qué es lo que somos por la voluntad de Dios.

Por años quise ser “Chuck, el evangelista, por la voluntad de Chuck”, pero eso no era la voluntad de Dios, yo estaba tratando de conformarme al molde de la denominación en la cual estaba sirviendo. Era una denominación cuyo énfasis era la evangelización; la exhortación se consideraba mayor en orden de importancia, que la exposición de la palabra, por lo tanto, no fomentaban el papel de “pastor y maestro”. Esperaban que todos los pastores fueran evangelistas; sin embargo yo era un fracaso total como evangelista; mi esposa trataba de ayudarme, ella veía mis frustraciones y me decía: “Cariño, no eres lo suficientemente dinámico”. Me decía: “Observa a Billy Graham, él no se queda inmóvil detrás del púlpito, se mueve de aquí para allá”. Me decía: “Tienes que aprender a moverte, a ser más dinámico”. Yo trataba pero no me servía de nada; estaba frustrado porque buscaba ser algo que Dios no me había hecho.

Al empezar a leer y estudiar la palabra de Dios, no pude encontrar la escritura que dijera que el propósito principal de la iglesia era la evangelización del mundo; hasta hoy no he podido encontrarla. Sin embargo, si encontré en Efesios 4 que Dios ha colocado a hombres que han recibido dones para ser apóstoles, evangelistas, profetas, pastores y maestros para el perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Esto introdujo un tremendo cambio filosófico en mi vida, en lo que se refiere a mi concepto del propósito de la iglesia. En lugar de ver la evangelización del mundo como el propósito principal, vi que el propósito de la iglesia era el perfeccionamiento de los santos, el fortalecer a los creyentes, trayéndolos a la madurez, alimentarlos, amarlos, fortalecerlos para que sean aptos para participar en la obra del ministerio; pues me di cuenta de que Dios nos ha llamado a todos y nos ha colocado en su cuerpo y Él tiene un plan y un propósito para cada uno de nosotros. Por esta razón Pablo nos menciona en Efesios 4 que Dios ha constituido a estas personas en la iglesia, “…para el perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, la edificación del cuerpo de Cristo, hasta llegar a la unidad de la fe y el conocimiento del hijo de Dios, a la plena madurez, a la medida de la estatura y plenitud de Cristo; para ya no ser como niños llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina …si no que hablando la verdad, en amor, puedan crecer en Él en todas las cosas, el cual es la cabeza: Cristo». De esta manera, al cambiar mi filosofía, ya no predicaba “sermones evangelísticos” sino que empecé a enseñar la palabra de Dios de una manera consistente, diseñada para producir crecimiento en los creyentes.

Cuando comencé en el ministerio, todos mis sermones contenían un tema particular centrado en evangelismo. Tenía sermones para cubrir un lapso de dos años, así que cada dos años yo le solicitaba al supervisor un cambio de iglesia, de esa manera me cambiaba a un lugar nuevo y predicaba mis dos años de sermones nuevamente. Hice esto en cuatro comunidades hasta que finalmente acabé en Huntington Beach, California. A esas alturas, mi hija la mayor había empezado a ir a la escuela y a mí personalmente me encantaba vivir en Huntington Beach. Era una bonita comunidad a la orilla de la playa con sólo 6000 habitantes, en aquel tiempo, empecé a conocer y a apreciar a la gente. Sin embargo, se me estaban terminando los sermones porque, cuando se predican sermones de temas particulares, es difícil encontrar el texto. Buscar entre toda la Biblia un texto para predicar cada semana, es difícil, pues la Biblia es un libro de gran tamaño. De esta manera me encontraba cada semana buscando, leyendo, hasta que algún texto verdaderamente me impactara. Desde luego, yo tenía que tener tres sermones preparados por semana, cada vez me era más difícil encontrar mi texto, ya que debía ser en el área de evangelismo. Cuando por fin encontraba el texto me era posible desarrollarlo, pero encontrarlo era siempre un problema.

Durante ese período, me encontré con un libro que se titula: “El apóstol Juan”, escrito por Griffith Thomas, y en la parte central del libro había estudios trazados sobre la primera carta de Juan. Empecé a leer los estudios de primera de Juan y me encontré con que eran unos excelentes bosquejos descriptivos de esa epístola. Había cuarenta y tres de ellos, y pensé: “¡Fabuloso! Puedo permanecer aquí en Huntington Beach otro año, tan sólo con enseñar el libro de Juan”. Así que le anuncié a la gente, un domingo por la mañana, que el siguiente domingo empezaríamos un estudio sobre la primera epístola de Juan.

Lo primero que Griffith Thomas explicaba en su libro era el propósito por el cual Juan había escrito esta epístola. En el primer capítulo, Juan dijo: “Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea cumplido”; en el capítulo 2, dijo: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis”, y en capítulo 5 dijo: “Estas cosas os he escrito a vosotros para que sepáis que tenéis vida eterna”. Así pues, les anuncié que íbamos a iniciar el estudio de primera de Juan, y les dije: “Hay tres razones por las cuales Juan escribió esta epístola, para el próximo domingo quiero que me digan cuales so estas tres razones”. Así que cuando les saludé en la entrada al llegar a la iglesia, les dije: “Si les pregunto las tres razones por las cuales Juan escribió esa carta, espero que puedan decírmelas”. Había gente llamándome entre semana diciéndome: “Hemos leído la carta siete veces y sólo encontramos dos razones, ¿Está seguro de que son tres?” Yo les respondí: “Estoy seguro de que son tres, sigan leyendo”. Ese domingo, mi sermón fue sobre el propósito del libro. Contenía tres puntos: Leer este libro hará que su gozo sea cumplido, que tenga la libertad para no pecar y le proporcionará la seguridad de su salvación.

Hay seis lugares en los cuales Juan señala a Cristo como nuestro ejemplo. Así que ese domingo dije a la congregación; “la próxima semana quiero que localicen los seis lugares en que Juan señala a Cristo como nuestro ejemplo, y las palabras clave son: Como él, y tal y como él. Hay seis lugares donde Juan ha señalado a Jesucristo como nuestro ejemplo. Encuéntrenlos”. De nuevo la gente empezó a leer el libro y tuvieron que leerlo ocho, nueve y hasta diez veces, para encontrar esos seis lugares, que son: “Si andamos en luz como él esta en luz, tenemos comunión unos con otros; si decimos que permanecemos en él, debemos andar como él anduvo”. Él es nuestro ejemplo en nuestra vida. Debiéramos andar como él anda, andando en la luz tal y como él es en la luz, nuestro ejemplo en santidad y pureza, pues nosotros nos purificamos, así como él es puro; somos justos como él es justo. Él dijo que debemos amarnos unos a otros, así como él nos ha amado. Y finalmente, como él es, así también nosotros debemos ser en este mundo.

El siguiente sermón fue sobre declaraciones falsas que la gente profesa. Primero Juan enumera siete declaraciones falsas y las palabras clave son: Si decimos, el que dice, o, si alguno dice, “Yo dije a la congregación que encontrasen esas declaraciones falsas”. La congregación, tuvo que leer la epístola otra vez. El siguiente domingo tratamos con la frase: Saber que. ¿Cómo sabemos lo que sabemos? Nuevamente los tenía leyendo la epístola. De esta manera inicié un estudio descriptivo a través de la epístola. Empezando con el primer capítulo, versículo uno, y continuando por toda la primera epístola de Juan. Fue un estudio que duró un año completo.

El hecho interesante fue que en el transcurso de ese año, la iglesia se había duplicado. Yo no había hecho invitaciones para aceptar a Cristo, pero tuvimos más conversiones y bautismos en agua ese año que en los años anteriores. Lo más emocionante era que la gente experimentaba más gozo en su caminar con el Señor, era mayor que el que habían conocido antes. Estaban experimentando verdadero poder sobre el pecado, y estaban seguros de su salvación. ¿Por qué? Porque Isaías dijo: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo que la envié”. Si Dios hizo que Juan escribiese su primera epístola con el propósito de proporcionarnos gozo, para libertarnos del pecado y darnos la seguridad de nuestra salvación, eso es exactamente lo que va a acontecerle a la gente al enseñarles lo contenido en esa epístola. La palabra de Dios no regresará vacía. Nuestras palabras probablemente sí, pero su Palabra no. Si usted es fiel en enseñar la Palabra de Dios, ésta logrará el propósito para el cual Dios la ha enviado. Es por eso que al leer una epístola, siempre es bueno preguntarse: ¿Cuál es el propósito de esta carta? ¿Por qué razón fue escrita? Descubra el propósito y así se dará cuenta de lo que Dios quiere hacer en su vida y lo que usted puede esperar como resultado del estudio profundo de dicha epístola o evangelio.

En el seminario tuve un profesor que nos dijo que el estudio del libro de Romanos revolucionaría cualquier iglesia. Yo mucho había oído que este libro era magnífico, sin embargo, debo confesar que aunque lo había leído varias veces, no me llamaba mucho la atención. Sin embargo, tenía una gran confianza en ese profesor, y pensé que si eso era verdad, sería muy interesante ser parte de esa revolución. Y así, al finalizar los estudios sobre la primera epístola de Juan, anuncié a la congregación que a partir del siguiente domingo, empezaríamos a estudiar la epístola a los Romanos.

Compré todos los comentarios que pude encontrar sobre el libro de Romanos y empecé a desarrollar estudios similares a los que había llevado a cabo con primera de Juan. Durante dos años dediqué las mañanas del día domingo al estudio del libro de Romanos. De nuevo, la iglesia se duplicó, se convirtió y se bautizó más gente que nunca. Esto era glorioso y emocionante.

Obtuve una copia del libro «Compendio Manual de la Biblia por Halley». Procuré obsequiar una copia de este libro a cada persona que se convertía. Siempre he dicho que el primer libro que un cristiano debe obtener para su biblioteca, después de la Biblia, es este libro de Halley; está repleto de valiosa información, antecedentes culturales. Arqueología e historia. No obstante de ser un libro tan pequeño, contiene y menciona más tesoros y hechos, que cualquier otro libro que conozco. En fin, publicaron otra edición revisada y con una nueva portada con una inscripción que decía: “La página más importante de este libro, es la página 867”. Como yo admiraba mucho al Sr. Halley, inmediatamente me pregunté cuál sería para el Sr. Halley la página más importante de su libro. Debo decir que yo siempre había considerado este libro, en su totalidad, de mucho valor. De modo que pasé a la página 867 (pág. 724 en la versión castellana), y leí: “Cada iglesia debe tener un método sistemático para estimular a la iglesia a que lea la Biblia en su totalidad”. También decía: “Será ideal que el sermón dominical del pastor sea tomado de lo leído en la semana anterior”. Sugería un patrón de lectura, por medio del cual se podría leer la Biblia en el término de un año. Me pareció un poco difícil hacerlo en un año, pero pensé que sería posible leerla en dos años. Después me vino a la mente la idea de poder quedarme en esa iglesia enseñando por el resto de mi vida, si enseñaba la Biblia de principio a fin.

Descubrí que era mucho más fácil preparar mis sermones limitándome a una porción corta de la escritura para la obtención de mi texto, además, la calidad de ellos era muy superior pues podía dedicarme a un estudio mucho más concreto, en lugar de estar buscando de aquí para allá por toda la Biblia para encontrar mi texto. Es muy difícil hacer un estudio realmente valioso cuando se tiene que encontrar el texto de entre toda la Biblia para preparar dicho estudio. Y fue entonces, que tome la sugerencia del Sr. Halley, conduciendo a la congregación directamente hacia el estudio de la Biblia en la totalidad de su contenido, y esa ha sido mi práctica desde entonces.

En este momento, 1991, estamos llevando a cabo un estudio completo de la Biblia por séptima vez, en Calvary Chapel de Costa Mesa, con toda la congregación. He disminuido mi velocidad considerablemente, sólo estoy tomando un par de capítulos por semana, a veces tres pero ya no voy tan de prisa como antes. Esta vez lo estoy disfrutando más que nunca porque estoy progresivamente aprendiendo más ya que dedico más tiempo a una porción más pequeña. La última vez que lo hice disminuí a cinco capítulos por semana, pero a hora lo reduje a dos o a veces tres capítulos por semana. Para cuando termine con el presente estudio de la Biblia, tendremos en nuestro haber un comentario minucioso sobre el contenido total de la Biblia pues he asumido como práctica personal, cada vez que estudio la Biblia, la lectura de un nuevo comentario y en ocasiones dos o tres a la vez. Como resultado he podido leer la gran mayoría de los principales comentarios Bíblicos.

He aprendido una lección valiosa y es la siguiente: “la mejor manera de aprender es enseñando”. Cuando se empieza a enseñar, en verdad se comienza a aprender, porque se tiene que abarcar mucho más material del que se va a impartir. Se tiene que cubrir diez veces más de lo que se va a aplicar, por lo tanto, esta es una muy buena manera de aprender. Empiece a enseñar.

En el libro de Hebreos, capítulo 6, el autor escribe: “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno”.

Habiendo tenido la oportunidad de ver hacia atrás y meditar sobre mi ministerio, los diecisiete años de lucha en comparación con estos últimos veintitrés en los que ha habido un avance sin dificultad, el pensar en los años difíciles en los que estaba esforzándome por ser un evangelista, predicando sermones sobre temas particulares, pude ver que hubo una transición marcada. De hecho, en el décimo cuarto año de mi ministerio, empecé a enseñar y a sentirme cómodo al hacerlo. Yo no sé si el estudio de la epístola a los Romanos revolucionó a la iglesia, pero si sé que revolucionó mi vida. Nunca volví a ser el mismo de antes después de haberla enseñado. Inicié una nueva relación con el Señor. Revolucionó toda mi experiencia espiritual. Dios me cambió totalmente. También me di cuenta de una verdad importante por medio del libro de Romanos, que cuando la gente se fortaleció y maduró en la palabra de Dios, empezaron a ser testigos más eficaces para Cristo Jesús. Cristo, pasó a ser el centro de sus vidas. Ya no teníamos necesidad de programar noches para ir a visitar gente. Tampoco teníamos que organizar ocasiones en las que iríamos a testificar. El testificar pasó a ser una función muy natural, algo automático. El testificar, no es algo que se hace, es algo que se es. Cuando nuestra vida es madura en Cristo, la madurez espiritual de nuestro caminar testifica a los demás.

Cuando yo estaba esforzándome por ser evangelista, descubrí que la cosa más frustrante de todo el mundo era que El Señor pusiera un sermón evangelístico y dinámico en mi corazón y que luego no hubiera pecadores presentes en la iglesia a quienes predicárselo. Algunos de los sermones que El Señor me daba, me causaban mucha emoción. Eran excelentes sermones evangelísticos, es decir, tan poderosos en su lógica, que ningún pecador podría escucharlos sin aceptar a Jesús. Me iba a la iglesia y mi corazón se derramaba dentro de mí con este mensaje dinámico que el Señor me había dado. Difícilmente podía esperar a que llegara el momento de impartirlo. Con ansiedad esperaba el momento en que haría la invitación, para así ver, arrodillados al frente, a los pecadores que estuviesen presentes en la iglesia. Estaba seguro de que eso ocurriría, sin embargo, con frecuencia mientras ardía esta clase de sermón en mi corazón, venía a la iglesia y al sentarme en el lugar que me correspondía, al estarse cantando los coros, miraba hacia la congregación y descubría que yo conocía a todas y cada una de las personas presentes por su nombre. ¡No había ni un solo pecador en el edificio! Imagínese usted lo frustrante que es tener un gran sermón evangelístico y darse cuenta que no hay en la audiencia pecadores para escucharlo. Con frecuencia me enojaba y le añadía algunos puntos a mi sermón: “Ustedes son un fracaso como cristianos. Dios está enojado porque no testifican para Él. De haberlo hecho, habrían traído a sus amigos inconversos a que oyeran la palabra de Dios”.

Reprendía a la iglesia porque estaba enojado por el hecho de que no hubiera pecadores presentes en ese lugar. ¡Esos benditos y amados santos! Mis palabras eran como un látigo que golpeaba sus espaldas, y ellos solamente se hundían en sus asientos al caer sobre ellos la pesada condena. En lugar de hacer la invitación para que alguien aceptara a Cristo, les invitaba a pasar al frente para consagrar sus vidas al Señor y ser la clase de testigos que el Señor quería que fuesen. Yo tenía la creencia de que si no se lograba que alguien pasase al frente, el sermón era un fracaso.

El problema, sin embargo, no era que ellos no tuviesen el deseo de ser mejores testigos; ellos deseaban servir al Señor. En realidad, el problema era que no sabían qué hacer. No habían sido instruidos. Solamente habían recibido “leche espiritual”. Lo único que habían oído era: “Arrepiéntanse del pecado” y “Cristo murió para salvarnos de nuestros pecados”. Nunca fueron instruidos en la palabra para poder madurar y crecer.

Cuando los cristianos en la iglesia fueron instruidos por medio de la Palabra para la obra del ministerio, empezaron ellos mismos a ministrar. Trajeron consigo a sus amigos. La iglesia crecía, se fortalecía y maduraba, y como resultado natural, empezaron a evangelizar. Una iglesia que es fuerte en el conocimiento de la palabra, será una iglesia que evangeliza. La función natural de unas ovejas sanas, es reproducirse. Esto es muy natural, ni siquiera hay que enseñarles cómo hacerlo. Si se logra que las ovejas sean sanas, proveyéndolas con una buena dieta consistente, crecerán y se fortalecerán, y como consecuencia natural, se reproducirán.

También descubrí que al estudiar la Biblia de principio a fin, se evita el predicar solamente aquellos temas de preferencia. Hay ciertos temas contenidos en la Biblia que para mi son más fascinantes que otros. Hay algunos temas que me gusta mucho predicar y hay otros que preferiría no tocarlos. De esta manera, me es posible encontrar formas de no predicar sobre lo que no me gusta, y pasar esos temas por alto. Sin embargo, cuando se estudia un libro de principio a fin, se tocan temas que son necesarios, pero que por no ser populares, solamente se mencionan pocas veces en la iglesia. No obstante, debemos considerar que Dios no los habría incluido en la Biblia a manos que fueran temas importantes.

Al enseñar un libro de principio a fin, estás declarando todo el consejo de Dios (Hch. 20:27), y el énfasis será Bíblico. Yo descubrí que, durante muchos años el énfasis de mi enseñanza no era verdaderamente Bíblico. Creo que al estudiar la palabra descubrirás que la Biblia enfatiza lo que Dios ha hecho por el hombre. Que Dios es el iniciador y el hombre le corresponde, ya que, el amor de Cristo nos compele. Dios inició la relación entre Él y yo, por causa del gran amor que siente por mi. Yo solamente le estoy correspondiendo a ese amor. Recordando mis sermones de temas particulares, me di cuenta de que yo siempre estaba enfatizando lo que el hombre debería estar haciendo por Dios. Eran sermones que trataban sobre el caminar del creyente; cómo debiéramos estar orando más, cómo debiéramos dar más, cómo debiéramos estar testificando más, cómo debiéramos alabar más a Dios. Esto es frustrante, especialmente para la congregación. “¡Sí, yo sé que debo hacer estas cosas, pero no se cómo!”.

Ahora bien, si tomas los versículos que por lo general no se encuentran al principio de un capítulo, sino más adelante, en Romanos 12 donde dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”, y no ha tocado antes esa gracia de Dios sobre la cual nos basamos para poder saber todo lo que Dios ha llevado a cabo y hecho por nosotros, puede que el compromiso solo sea una cuestión emocional del momento. Aquí estoy siendo llamado a presentar mi cuerpo sin ningún fundamento para hacerlo.

En las sagradas escrituras, las exhortaciones que instan hacia un compromiso por lo general incluyen las palabras; “así que”, “digo pues”, “por lo tanto” o “pues”, etc. Estas palabras nunca son el principio de un pensamiento, más bien son palabras que exigen una respuesta a las afirmaciones o argumentos que las preceden.

Pablo no empezó el libro a los Romanos con el capítulo doce, empezó con el capítulo uno. A través de todo el libro de Romanos hay una progresión natural de pensamiento, hasta que finalmente se llega al capítulo doce, donde vemos que debido a que Dios les ha llamado, justificado y glorificado; les ruega, por lo tanto, que le presenten sus cuerpos a Él. Vea Efesios 1:3, Pablo inicia el capítulo diciendo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Dios nos ha bendecido y Pablo dedica tres capítulos para hablarnos de todas estas bendiciones espirituales que poseemos en Cristo. No es sino hasta que llega al capítulo cuatro que nuevamente usa la palabra “pues” diciendo: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. No es sino hasta el capítulo cinco, que Pablo empieza a exhortar sobre cómo debe uno caminar en relación a la familia, a la esposa, a los sirvientes y empleados, pero es sólo después de habernos proporcionado la base de lo que Dios ya ha hecho por nosotros. Si a la gente sólo se le enfatiza lo que debieran estar haciendo por Dios, no se estará haciendo el verdadero énfasis Bíblico.

Como yo lo entiendo, la Biblia nos enseña que Dios es el iniciador, Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su único hijo”. Dios inició su amor hacia mí. Dios me tendió la mano, Dios inició mi relación con Él. Me eligió en Cristo antes de la fundación del mundo. Dios lo inició todo.

Lo que debo hacer entonces, es corresponder a lo que Dios ha hecho. Cuando enseñes a partir de esta sólida perspectiva Bíblica, descubrirás que cuando la gente realmente empieza a comprender a Dios y lo que él ha hecho por ellos, ellos van a querer corresponderle. No habrá necesidad de rogarles para que hagan trabajo voluntario, ellos van a trabajar voluntariamente por iniciativa propia. No necesitará usar tretas para que den, ellos van a dar porque desean hacerlo. Ellos quieren corresponderle a Dios. Cuando ellos realmente sepan quién es Dios y lo que ha hecho por ellos, ellos le corresponderán.

Yo he estado presente en servicios donde se le anima a la gente a “alabar a Dios”, para que Dios les bendiga, pues les dicen “Dios habita entre las alabanzas de su pueblo”. En este caso se está diciendo que el hombre es el iniciador, que se puede lograr que ocurran ciertas cosas entre usted y Dios. Que lo único que hay que hacer es alabarle un poco y él corresponderá y empezará a bendecirle. La alabanza verdadera no es la que se ofrece con el motivo de recibir una bendición. Si yo estoy alabando al Señor para obtener una bendición, esta no es una alabanza auténtica. Esta es una actitud egocéntrica pues el objeto de la alabanza soy yo, no Dios.

La alabanza verdadera es esa reacción automática de mi corazón al reconocer la gracia de Dios para conmigo, cuando Dios acaba de hacer algo fantástico por mi, aunque yo haya fallado miserablemente; y aún así Dios me concede una rica bendición a la cual mi corazón responde: “¡Oh Dios, eres increíble! Me cuesta creer lo grande que es tu amor y bondad”. Esa es la forma más pura de alabanza, la que proviene espontáneamente del corazón al reconocer la gracia de Dios en mi vida. Yo no alabo a Dios para crear una atmósfera mediante la cual Dios descenderá y me bendecirá. Mis alabanzas son una respuesta a las bendiciones que Dios me ha concedido. Dios es el iniciador, el hombre es quien corresponde.

El libro de primera de Pedro comienza dando gracias a Dios, el cual “…nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, no contaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros que sois guardados por el poder de Dios”. Todo esto es obra de Dios, nosotros no tenemos nada que ver con ello. Pedro nos habla de lo que Dios ya ha hecho. Gracias a Dios que no ha hecho nacer de nuevo. ¿Dónde entramos nosotros? Pedro dice, “somos guardados mediante la fe”.Allí es donde nosotros entramos, con sólo creer que Dios ha hecho todo esto por nosotros. En Juan 6:29, Jesús dijo “Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado”. Sí, la intervención humana es importante, pero debemos conocer a Dios y saber cómo responder a lo que Dios ya ha hecho. La persona llegará a conocer estas cosas en forma natural, cuando se le enseña la Biblia en forma sistemática de principio a fin.

En esencia, entonces, la filosofía de Calvary Chapel es la de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, instruyéndoles en la palabra hasta que lleguen a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una madurez plena, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Al observar tanto a la iglesia de Jesucristo como a nuestra sociedad, encontrará que hay un espectro muy amplio de gente con gustos muy variados. Por un lado tenemos a una iglesia de forma litúrgica muy formal: el libro de oraciones, el hábito, el coro con sus cantos, el incienso y las velas; cuando estar de pie, cuando arrodillarse, sentarse y responder. Todo está estructurado para usted de antemano, es una forma muy ritualista, formal y litúrgica de alabanza. Por otro lado tenemos un patrón donde no existe un programa, hay gritos, vocerío, se habla en lenguas, la gente está en constante movimiento y hay gente de pie aquí o allá. No hay un orden, no existe un esquema; uno nunca sabe lo que va a suceder.

Ahora bien, hay gente que sólo puede tener una relación con Dios a través de una forma muy litúrgica. Les gustan los hábitos, los cánticos y el aroma del incienso. Al estar allí sienten estar alabando a Dios y cuando salen, tienen la sensación de haber estado en la presencia de Dios y les encanta alabar al Señor de esa manera. Yo no dudo que algunas de esas personas en verdad aman y alaban al Señor y tienen una relación con Él en esa forma litúrgica.

Por otro lado está la gente que es sumamente emocional, que a menos que tengan una experiencia emocionalmente fuerte y experimenten sensaciones físicas diversas, sienten que no han alabado al Señor de la manera correcta. De hecho, con frecuencia salen de una iglesia en la que se enfatiza la enseñanza y dicen, ”Ese fue el servicio más muerto en el que he estado, no sé como pueden beneficiarse oyendo a ese señor. Estaba tan apagado. ¿Por qué no hablaron en lenguas?, ¿Por qué no hubo milagros?” Todo eso es una tendencia emocional. Vienen para recibir una dosis de emoción y al experimentarla tienen la sensación de haber alabado a Dios. Esa es la manera en que ellos se relacionan con Dios, una forma emocional. Dios sabe que hay gente que tiende a la forma litúrgica, y Dios los ama a todos.

Debido a esto, Dios sabe que algunas personas sólo pueden tener una relación con Él en forma litúrgica, por lo que Él tiene iglesias que practican la liturgia para que aquellas personas que sólo pueden alabar a Dios litúrgicamente, se sientan cómodas haciéndolo así. A la vez, como sabe que hay gente emocional y que sólo de esa manera puede tener una relación con Él, tiene iglesias que alaban a Dios de una manera muy emocional, a la que puedan asistir. Le doy gracias a Dios por estas iglesias y veo su lugar en el cuerpo de Cristo. El vaivén del péndulo eclesiástico, por lo tanto, se define por un lado con la iglesia altamente litúrgica y por el otro con la iglesia no conformista experimental.

Siguiendo el espectro a partir del lado litúrgico, tenemos iglesias que enseñan la Palabra de Dios, sus servicios son rituales hasta cierto punto, es decir, usted puede saber lo que va a acontecer cada domingo. Esto ha estado aconteciendo durante los últimos cien años y uno puede sentirse bastante seguro, pues sabe que van a hacer un llamado para la alabanza, se cantará el primer himno, los anuncios, luego el sermón, la bendición y luego el momento de irse a casa. El sermón es una exposición de la palabra y hay una gran cantidad de maestros doctos, pero desafortunadamente muchos de ellos niegan la unción y el poder del Espíritu Santo, resultando en una ortodoxia muerta.

Calvary Chapel cree en la enseñanza de la palabra de Dios por medio del poder del Espíritu de Dios, el cual transforma las vidas de la gente de Dios. Si se tiene sólo el énfasis del Espíritu sin la Palabra y sin ningún fundamento en ella, se estará llevando a la gente sólo hacia experiencias superficiales. Si sólo se tiene la Palabra de Dios sin el Espíritu, se estará llevando a la gente hacia la ortodoxia muerta. Se necesita el poder del Espíritu Santo para que ocurran cambios, pero se necesita la palabra Dios para darle sustancia y fundamento. La Palabra de Dios impartida por medio del poder del Espíritu Santo produce un cambio en la gente.

Calvary Chapel reconoce la necesidad del Espíritu Santo, pero también la necesidad de un fundamento sólido y de la enseñanza de la Palabra. Sin embargo, para impartir la Palabra de manera efectiva, se necesita la unción y el poder del Espíritu Santo, de este modo la persona que imparte la Palabra de Dios usualmente esta ejercitando los dones, la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento y la profecía. Estos dones pues, están operando en la vida del pastor al estar enseñando la Palabra de Dios. Esta es la ubicación de Calvary Chapel en el espectro eclesiástico.

Debido a que nuestra sociedad ha cambiado drásticamente en los últimos veinticinco años, nos es necesario dividir el espectro eclesiástico en dos partes mediante una línea perpendicular etiquetada: “Punto de Vista del Alto Mundo”, en la parte superior y “Punto de Vista del Bajo Mundo”, en la parte inferior. El “Punto de Vista del Alto Mundo”, consiste en gente sumamente estructurada, muy organizada que posee programas altamente desarrollados. Cada cosa está en su lugar, todo encaja a la perfección en este paquete perfectamente bien diseñado. El “Punto de Vista del Bajo Mundo”, es muy relajado e informal, tiene una actitud de que las cosas se acepten como vengan.

En ambos lados de estos puntos de vista, existen aquellos que son dependientes y aquellos que son independientes. Las personas que son dependientes necesitan algo o alguien en quien apoyarse. Necesitan una iglesia que enfatice su dependencia en la iglesia y la dependencia de la iglesia en ellos. Tenemos también a los sumamente organizados y dependientes; y a los sumamente organizados e independientes. Además tenemos a los informales dependientes y a los informales independientes. La mayoría de las iglesias de hoy en día caen en la categoría de las organizadas y muy dependientes. Están estructuradas, desarrolladas y funcionando al nivel de, “todos en el comité”. Todos saben cuál es su obligación. Esta iglesia dice: “Dependemos de ustedes, de sus ofrendas y de su presencia. A la vez, ustedes dependen de nosotros para su vida espiritual y salvación”. Cuando usted falta a algún servicio, la persona designada le llama al día siguiente para ver si se encuentra bien y saber por qué faltó al servicio. Que no se le ocurra a usted visitar otra iglesia, pues se le acusará de alejarse del Señor. No siempre lo dicen, pero creen que su salvación depende de que usted permanezca fiel a esa iglesia.

Calvary Chapel, por otro lado, encaja en el área de informal, relajada e independiente. Atraemos a gente más informal e independiente, las personas por lo regular no tienen que apoyarse en nadie, ni tampoco quieren que nadie se apoye en ellas. Pueden usar una camiseta, no llevar corbata o si lo prefieren, vestir de traje y chaleco, a nadie le interesa como vistas.

Dado que las estructuras sociales que existen en los Estados Unidos hoy en día, han cambiado tanto en los últimos años, el 90% de la gente de nuestro país especialmente en el Sur de California, al parecer, cabe en el molde de vida bastante independiente e informal. Mientras que el 10% restante pertenece al molde y forma organizada y dependiente. Esto se debe al gran cambio que han sufrido las estructuras sociales de los Estados Unidos en los últimos años, las cuales se desarrollan cada vez más en un nivel altamente técnico. Como resultado se tiene un 90% de las iglesias pescando en este laguito del 10% de la gente y peleándose por compartirlo. Luego está Calvary Chapel y algunas otras pocas iglesias como ella, pescando en el lago del 90%. Las iglesias del 90% vienen y nos preguntan qué tácticas utilizamos para atraer a la gente. Estudian nuestras iglesias para encontrar el origen de este fenómeno, y concluyen: “¡Ah! Es porque dejan a los jóvenes ir descalzos a la iglesia”.

No se dan cuenta que la clave es que el Espíritu Santo obra a través de la Palabra de Dios en las vidas de los creyentes y por lo tanto, no se conforman a seguir la forma de la iglesia tradicional. La gente no se siente amenazada, saben que nadie los va a obligar, dándoles un libro de escuela Dominical diciendo: “¡Gracias a Dios, hermano! Ha venido tres domingos y necesitamos que dé clases en la escuela Dominical”. El servicio a Dios debe ser espontáneo y sin presiones. Así sucede cuando se le corresponde a Dios de corazón.

La filosofía de Calvary Chapel es dar y ministrar, en lugar de tomar y recibir ministerio. Hay muchos ministerios que existen para que se les ministre. Constantemente nos hacen saber sus necesidades: “Necesitamos su apoyo para que este ministerio continúe. Este ministerio depende de usted”. Yo pienso que cualquier ministerio que depende del hombre para su existencia y operación, debería morir; y lo mejor que podemos hacer es dejar que muera. Calvary Chapel existe para ministrar y nuestro énfasis está en el dar: Dar y ministrar a la gente.

Mi esposa y yo, nos hicimos muy amigos de un hombre muy rico que asistía a Calvary Chapel con regularidad. Él era vicepresidente de una compañía que fabrica herramientas en Texas y además tenía negocios en la industria petrolera. Llegamos a conocerlo muy bien. Cada vez que asistía al servicio le decía a su esposa, “verás que nos van a pedir dinero”. Con incomodidad esperaba el momento en que nosotros le pidiéramos dinero.

El domingo anterior al Día de Gracias, anuncié que teníamos muchas razones por las cuales estar agradecidos a Dios y compartir el hecho de que Dios había sido tan bueno con nosotros ese año. Además dije: “Sin embargo, hay algunas personas entre nosotros que están pasando por dificultades y no tienen muchas razones por las cuales estar agradecidos”. Cuando yo empecé a hablar de los problemas que algunos tenían y de la situación económica difícil por la que estaban pasando, este hombre le dio un codazo a su esposa y le dijo, “¡Por fin! Sabía que tenían que tirar el anzuelo en algún momento”. Sin embargo, concluí de una manera que él no se esperaba. Dije: “Entonces, si usted tiene necesidades este Día de Gracias y está pasando por problemas económicos, vea a nuestro pastor asistente después del servicio y la iglesia con gusto le dará un pavo y todo lo que necesite para la cena de acción de gracias. Sólo le rogamos a Dios que pasen un Día de Gracias muy feliz”.

El hombre no podía dar crédito a lo que oía. Nosotros sólo habíamos proseguido de acuerdo a la verdad contenida en las Escrituras; cuando Jesús dijo: “Es mejor dar que recibir”. Esa es nuestra filosofía: dar a la gente la Palabra de Dios gratuitamente y dándonos nosotros mismos con liberalidad, sirviendo a la gente. Caminar la segunda milla.

De esa misma manera, el ministro debe ministrar en vez de ser servido. En algún punto de la trayectoria ha habido un intercambio de terminologías e ideas en el ministerio. La palabra ministro realmente significa “sirviente”, Josué era ministro de Moisés, es decir, ministraba las necesidades de Moisés. El era su mandadero. Este es el significado de la palabra “ministro”, sin embargo, no deja de sorprenderme cuánto se molestan algunos ministros cuando alguien les pide ministrar a las necesidades de la congregación. “¿Puedes creerlo? Me llamó para pedirme que lo llevara a tal parte. ¿Qué, no sabe que yo soy el ‘ministro’ aquí?” Si usted es el ministro, el llamarle a usted para que lo llevara, era lo correcto. Jesús dijo, “El que sea el principal entre ustedes, sea servidor de todos”. El ministro es un sirviente. Recuerde que fue Jesús quien tomó la toalla y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. Ese era el trabajo del sirviente, no del maestro. Los pies siempre estaban sucios debido a los caminos polvorientos y el uso de sandalias. En aquel tiempo, cuando alguien entraba en la casa, el más inferior de los sirvientes, tenía la obligación de venir, quitarle las sandalias al visitante en la puerta y lavarle los pies en un plato hondo con agua. Ese es el papel que Jesús eligió y nos ilustró con su ejemplo en la Última Cena. Jesús dijo a sus discípulos: “¿Veis lo que he hecho con vosotros? Si yo, siendo el Señor he lavado vuestros pies, asimismo vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros”. En otras palabras, la idea es que debemos ser siervos y debemos pensar que el ministerio es un servicio.

El libro «El estilo de Jesús», escrito por Gayle Erwin, puede informarle respecto al verdadero servicio Cristiano y lo que debiera ser el ministerio. Toda la iglesia, empezando por el pastor, está aquí para ministrar las necesidades de otros. No estamos aquí para ser servidos. No buscamos que la gente nos sirva, sino que buscamos maneras en que podamos servirles a ellos.

La filosofía de Calvary Chapel es ver el cuerpo completo de Cristo. Nuestra iglesia abarca una pequeña área del espectro. El área que Dios ha llamado a llenar y queremos ser fieles a ese llamado. Nos esforzamos por ver a la iglesia como el cuerpo completo de Cristo, siendo el propósito de todo el cuerpo, tener una relación personal con Jesucristo. Por lo tanto, si hay algún lugar en el que pudiera haber conflicto con otros en el cuerpo de Cristo es precisamente en este punto, donde no estén guiando a la gente hacia una relación personal con Jesucristo. Esto puede parecerles raro a algunas personas, pero desafortunadamente hay iglesias que han llegado al punto que ya no están llevando a la gente hacia una relación personal con Cristo.

Las iglesias que nos dedicamos a traer a la gente a los pies de Jesucristo, no debemos pelear entre nosotros. Ese no es nuestro propósito, más bien debemos pelear contra el diablo y proclamar a Jesucristo. Jesús les dijo a sus discípulos: “Recibirán poder cuando el Espíritu descienda sobre ustedes y me serán testigos en Jerusalén, Judea y en Samaria, hasta las partes más remotas de la tierra”. El testimonio acerca de Jesús debía comenzar en Jerusalén, el cual fue muy efectivo. Pocos meses después del nacimiento de la iglesia, los discípulos fueron llevados a la corte y los cargos contra ellos fueron: “Han llenado la ciudad con la doctrina de este hombre, Jesús”. Esa fue una iglesia exitosa. Ojalá Dios quisiera que fuésemos llevados a la corte y los cargos en nuestra contra fueran que hemos invadido la ciudad con la doctrina de Jesucristo.

La persecución había dispersado a la iglesia de Jesucristo por toda Judea, y dondequiera que iban predicaban a Cristo. Leemos que Felipe fue a Samaria anunciando el Evangelio de Jesucristo a los samaritanos, se nos dice que muchos de ellos creyeron y fueron bautizados cuando vieron los milagros que Felipe hacía. Luego leemos que el espíritu Santo dijo:“Aparten a Pablo y Bernabé para el ministerio al que los he llamado”. Y ellos ayunaron y oraron poniendo sus manos sobre ellos y así Pablo y Bernabé salieron hacia la isla de Chipre. Más tarde Pablo llevó el evangelio a Asia Menor, Roma, Grecia y Macedonia. Tomás llevó el evangelio a la India. Tan sólo treinta años después del nacimiento de la iglesia, Pablo le escribió a la iglesia de los Colosenses diciendo: “La palabra del evangelio les ha llegado a ustedes como a todo el mundo”. En sólo treinta años los discípulos habían propagado el mensaje por todo el mundo.

En 1965 iniciamos Calvary Chapel con sólo veinticinco personas y yo me propuse hacer de esas veinticinco personas, la gente mejor preparada en lo que se refiere a la Palabra de Dios. Empecé dándoles clases cinco noches por semana: dos noches en la iglesia, tres noches en los estudios Bíblicos en los hogares. Una noche por semana, los sábados en la noche, tenía reunión de oración con los hombres. Tomamos como guía Hechos, capítulo 2: “Continuaban unánimes en la doctrina de los apóstoles, en hermandad partiendo el pan, y en oración”. Así pues, decidimos que estos serían los elementos esenciales de nuestra alabanza y compañerismo. El énfasis se pondría en la enseñanza de La Palabra, la doctrina de los apóstoles. Impartiríamos la doctrina sólida contenida en la Escritura. Les instruiríamos acerca de Dios. Les enseñaríamos sobre Jesucristo, el Espíritu Santo, el hombre y el pecado. Les enseñaríamos lo que es la salvación y sobre la segunda venida de Cristo. Doctrina sólida. La doctrina de los apóstoles.

Empezamos a desarrollar el compañerismo, “Koinonía”, por medio del cual nos convertimos en una unidad integrada y comenzamos a servirnos los unos a los otros, tanto en el sentido físico como espiritual. Orando unos por otros, uniendo nuestras vidas en oración y ayudándonos unos a otros en el sentido físico. Si alguno del grupo tenía alguna necesidad, todos juntos acudíamos a ayudarle, creando un compañerismo fuerte. También al reunirnos en los estudios Bíblicos partíamos el pan.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles, se nos dice que haciendo estas cosas se añadían diariamente a la iglesia los que habrían de ser salvos. Al empezar a enseñar a la gente, la congregación empezó a unirse. Existía unidad, compartiendo en oración en amor y apoyo. Al empezar a partir el pan juntos, a alabar al Señor juntos, recordando a Jesús quien murió por nosotros y al empezar a orar juntos, el grupo empezó a crecer. Mi esposa dirigía una reunión de oración para mujeres en la comunidad durante la semana y yo una para los hombres los sábados por la noche. También teníamos un grupo de hombres designados como ancianos, para visitar a los enfermos y orar por ellos. Al llevar a cabo fielmente estas cosas, nos encontramos con que el Señor, empezó a añadir diariamente a la iglesia a aquellos que habían de ser salvos.

En seis meses aumentamos a cincuenta personas, al año teníamos cien. A los dieciocho meses ya estabamos buscando otro edificio, porque nuestra pequeña iglesia estaba saturada. Se nos había prometido un local; una iglesia Luterana cuya congregación estaba construyendo un nuevo edificio, pero se retrasaron sus planes. Por lo tanto empezamos a reunirnos en ese lugar los domingos por la tarde, esperando pacientemente a que llegara el momento en que esa iglesia pudiera ser nuestra. Esperamos durante dos años y el crecimiento de la congregación continuaba, al grado de llenar también la iglesia Luterana. Así que para cuando pudimos cambiarnos a la iglesia Luterana ya éramos demasiados como para caber en ella. En lugar de comprar aquella iglesia construimos nuestro propio edificio y permanecimos en él durante dos años, hasta que por estar tan amontonados tuvimos que mudarnos a una carpa.

Mientras construíamos nuestro santuario nuevo, tuvimos que modificar los planos arquitectónicos tres veces para agrandarlo. Crecíamos tan rápidamente que el arquitecto no alcanzaba a completar un juego de planos cuando la cantidad de personas en la iglesia ya excedía la capacidad del santuario. Cuando por fin abrimos las puertas, tuvimos que empezar con dos servicios dominicales matutinos. Esto sólo duró por dos semanas, pues tuvimos que agregar un servicio más.

Entonces al crecer y cubrir Jerusalén, nos empezamos a extender a Judea. Mi hijo Chuck Jr., junto con Greg Laurie, Jeff Johnson, Mike McIntosh, Raúl Ries y Jon Courson iniciaron estudios Bíblicos y congregaciones en toda California.

De Judea nos extendimos a Samaria, al establecer otras iglesias de Calvary Chapel en Washington, Oregon, Florida, Kansas, Nueva York, Pennsylvania, Illinois, Nuevo México y Washington D.C. Ahora ya estamos en las partes más remotas de la tierra: Inglaterra, Hungría, Yugoslavia, Checoslovaquia, Alemania, Suiza, Japón, Singapur, Hong Kong, Taiwan, Filipinas, Tailandia, India, Egipto, Uganda, México, Colombia, Perú, Chile, San Salvador, Guatemala y otros lugares.

Si acaso el Señor retrasa su venida, ¿Continuaremos viendo este tipo de crecimiento explosivo? Esto puede suceder si permanecemos tranquilos y dejamos que el Espíritu Santo nos dirija. Permita que el Espíritu se mueva, no trate de organizar demasiado las cosas, deje que Dios se encargue de eso. Solamente enseñe la Palabra de Dios, motive a la gente a tener una relación amorosa con Jesucristo y unos con otros, celebrando la comunión (santa cena) con ellos.

Cuando Dios estableció la nación de Israel, la forma de gobierno que impuso fue una Teocracia; es decir, debían ser regidos por Dios. No debían ser como otras naciones que tenían un rey que las gobernara. Debía ser una nación distinta por el hecho de ser regida por Dios. El día triste en su historia fue cuando el pueblo vino a Samuel y le dijo: “Queremos tener un rey sobre nosotros como las otras naciones”. Dios estableció a la nación de Israel como teocrática, pero llamó a Moisés para que fuera su líder terrenal. Dios guió al pueblo por medio de Moisés. Dios eligió a Moisés como instrumento para guiar a la gente, y la gente así lo reconoció. Cuando la situación se tornó difícil para Moisés y las responsabilidades se hicieron demasiado grandes, él reunió a setenta de los ancianos de Israel, representantes de las doce tribus y el Espíritu de Dios, que estaba sobre Moisés, vino sobre ellos también y empezaron a gobernar con Moisés.

Sin embargo, cuando alguien del pueblo traía un asunto ante uno de los ancianos y se encontraba, que por ser un caso complicado, no lo podían resolver; entonces se llevaba el asunto ante Moisés, él se lo presentaba a Dios y Dios le daba la solución. Invirtiendo el proceso, Moisés les hacia saber la respuesta a los ancianos, quienes a su vez la transmitían al pueblo.

Aarón y el sacerdocio de Leví también estaban bajo la autoridad de Moisés, los cuales supervisaban los aspectos espirituales del pueblo. De esa forma, mientras los ancianos estaban administrando las disputas y diferencias legales y comerciales de la gente, los sacerdotes administraban los aspectos espirituales del pueblo.

Sentimos que esta es la forma de gobierno que Dios desea para su iglesia. Jesucristo es la cabeza del cuerpo, la iglesia. El estableció el “episkopos” u obispo, a quien llamamos pastor, el cual es responsable ante Jesús y tiene la responsabilidad de guiar y dirigir el ministerio de la iglesia local, siendo guiado directamente por Jesucristo.

En algunos casos bajo la autoridad del pastor hay pastores asistentes, los cuales equivalen a los sacerdotes bajo la administración de Moisés. También se tiene una junta de ancianos, quienes discuten y deciden los asuntos de negocios de la iglesia; el gasto de los fondos de la iglesia, la solicitud de ayuda que proviene de varios grupos misioneros y ministerios.

Las reuniones de la junta siempre deben iniciarse con oración. Cuando se presenta una situación en la que debe haber una votación, deben orar aparte antes de votar. Deben pedirle al Señor que les muestre lo que Él quiere que se haga. La dirección del Señor es necesaria en todas las cosas.

Los pastores asistentes supervisan varios aspectos de la iglesia en el sentido espiritual, tales como: Grupos de estudiantes de secundaria, adultos solteros, matrimonios y grupos de interés especial. Cuando ellos enfrentan situaciones que no pueden resolver, deben consultar con el pastor quien al igual que ellos debe estar solicitando el consejo de Dios.

El diagrama siguiente representa el tipo de gobierno que Dios estableció con su nación, Israel. Un diagrama que Calvary Chapel entiende como el equivalente al gobierno de Dios con la iglesia en el Nuevo Testamento.

ANTIGUO TESTAMENTO: GOBIERNO TEOCRÁTICO

NUEVO TESTAMENTO :GOBIERNO DE LA IGLESIA

Si algún miembro de la iglesia recurre a un miembro de la junta para tratar sobre algo que le parece que la iglesia debiera estar haciendo, el asunto se le presenta a la junta de ancianos. Luego de orar, lo discutimos juntos y con frecuencia la junta me pregunta, “¿Chuck, qué crees tú que se debe hacer?” La junta reconoce que Dios me ha llamado a ser el pastor de la iglesia. El que atiende el rebaño.

En Calvary Chapel el pastor no es asalariado.. Hay muchas iglesias que tienen pastor a cambio de un sueldo. La junta lo emplea y puede despedirlo. Es asalariado y totalmente responsable de llevar a cabo los deseos de la junta pues ellos gobiernan la iglesia. Con frecuencia estos hombres son hombres de negocios, no los más espirituales en la iglesia. En este caso la iglesia pasa a ser gobernada por hombres en lugar de ser gobernada por Cristo.

Sin embargo, existen peligros en la forma de gobierno Teocrático. Principalmente porque hay pastores que desobedecen al Señor, cuando nos dice que “…el principal de todos, debe ser servidor de todos”. Hay pastores que han abusado de su posición. No dan cuentas claras de las cuestiones financieras de la iglesia a la junta de ancianos. No buscan el consejo ni guía de la junta antes de tomar decisiones importantes que son de trascendencia para la función de la iglesia. Quieren tener control absoluto.

Cuando se presentan asuntos en nuestra junta, antes de tomar una decisión, invariablemente me preguntan que es lo que pienso respecto al asunto en particular. Respetan el hecho de que Dios me ha llamado, ha edificado este ministerio y me está usando como su instrumento. Muchas veces no opino, y solamente digo: “Amigos, no tengo opinión al respecto, oremos y busquemos la voluntad del Señor”. Yo les dejo que sigan adelante y tomen las decisiones sin ninguna intervención mía.

Otras veces tengo sentimientos muy claros al respecto y los expreso: “Siento que esto es lo que El Señor querría que hiciéramos. He estado orando y realmente creo que esto es lo que Dios quiere que hagamos”. El voto de estos hombres siempre se encamina hacia lo que yo decido pues ellos reconocen la unción de Dios en mi vida. Soy honesto y muy claro con estos hombre. No los manipulo, ni tampoco trato de acaparar el escenario yo solo. Somos muy claros y abiertos en nuestras discusiones y en los asuntos que se presentan. Ellos respetan la integridad y dirección que Dios ha puesto en mi vida, pero sin lugar a dudas el Señor es definitivamente la cabeza del cuerpo de la iglesia. Yo sólo soy un siervo para ejecutar órdenes.

Es importante que exista una junta de ancianos, pero no se debe organizar precipitadamente. Al iniciar una nueva obra, la Biblia dice que no se deben de imponer las manos precipitadamente. Uno debe conocer bien a los hombres que se escojan para ser miembros de la junta o mesa directiva. Cuando estoy buscando miembros para la junta, los busco en la reunión de oración los sábados, son hombres que ha orado conmigo durante años; hombres que buscan el consejo y la dirección de Dios al mismo tiempo que yo busco el consejo y la dirección de Dios. Hombres que son fieles en la reunión de oración los sábados conmigo.

Mencioné que es importante no nombrar la junta precipitadamente. Hay un caso que mencionar para ilustrar este punto: El hombre que está a cargo de la congregación Coreana en nuestra iglesia, es médico. No recibía salario a cambio de su servicio a la congregación Coreana. Él se gana la vida como pediatra y especialista en alergias. Esta congregación estaba creciendo mucho, así que dijeron “Necesitamos nombrar una junta de ancianos para la congregación Coreana”. Así pues, este hombre designó a algunos miembros, me pidió que asistiera al servicio para imponerles las manos y así lo hice. Esa misma semana en la que se les habían impuesto las manos y orado por ellos al ser nombrados como miembros de la junta, llevaron a cabo una reunión en la que le pidieron al pastor que renunciara. Le dijeron lo siguiente: “Renuncie a su práctica como médico o renuncie como pastor. Sentimos que nos hace falta un pastor de tiempo completo y su práctica le está alejando del ministerio”. Él estaba desecho, no sabía que hacer. Me preguntó mi opinión y yo le dije, “despide a la junta de ancianos, Dios te ha llamado para ser el pastor de esa congregación, y no a la junta directiva. Despídelos”. Así, los instituimos una semana y los destituimos a la siguiente. Ese es sólo uno de tantos problemas que pueden presentarse si no se ha orado en verdadera unidad y no se conoce a los hombres que se tienen sirviendo en la junta con usted.

Por otro lado, es necesario que haya una junta de ancianos constituida por hombres en los cuales se pueda depender, para protección del pastor, porque hay decisiones que se van a tomar, que no van a ser aceptadas por todos. Decisiones que crearán divisiones dentro del cuerpo de la iglesia si usted las toma por sí solo.

Hace algunos años años yo era pastor en Tucson, Arizona; donde cada año organizábamos un día de campo en el monte llamado Lemon, el día 4 de julio. Había un área preciosa designada para campamento público en este monte. Tenía cancha de béisbol, de fútbol, baños, etc. Siempre que íbamos jugábamos pelota y luego compartíamos la comida, era una convivencia muy especial.

Cierto hombre que asistía a la iglesia, el tipo de persona hiperquinética y super espiritual. Él y un grupo de personas vinieron a verme. Este hombre era dueño de un terreno de aproximadamente una hectárea de superficie en la parte alta de ese monte y decía que sería bueno hacer el día de campo de la iglesia en su propiedad. Sin embargo, él no tenía instalaciones de agua ni baños. El sugería que pasáramos todo el día en oración allá. “¿No sería mejor pasar el día en oración y esperando en Dios, que llevando a cabo actividades frívolas como el juego de pelota?”. Así, convenció a un grupo de que pasaran un 4 de Julio espiritual. Todos iríamos a su propiedad a orar.

Otros dijeron, “si van a su propiedad, nosotros no vamos. No vamos a permitir que nuestros hijos vayan a un lugar donde no haya baños”. El grupo super espiritual contestó “si van al campamento público, nosotros no vamos pues no vamos a exponer a nuestros niños al relajo de este fin de semana en un lugar así”. Todos vinieron a verme y me dijeron: ¿A dónde vamos a ir? Era una situación difícil. Cualquier opción me iba a dar como resultado un grupo de enemigos. Y les respondí: “Vamos a orar y en la junta de ancianos decidiéramos a dónde iremos”.

Llevamos a cabo la junta y decidieron que no tenía caso ir a un lugar en donde no hubiera instalaciones adecuadas con ciento cincuenta personas. “Iremos al campo público”. A mi me pareció una sabia decisión, pero que fue tomada técnicamente por la junta.

Cuando anuncié lo que la junta había decidido, estas personas super espirituales me llamaron muy molestas. Yo les dije: “Sería emocionante llevar a cabo un día de oración. Debemos planearlo para otra ocasión, pero por el momento, la junta tomó esta decisión”. Como ven, aun así pude servirles. No hubo polarización en contra mía, sino en contra de la junta.

Entonces la junta está allí para la protección del pastor, como un amortiguador, colocado entre usted y la gente cuando se toman decisiones difíciles que no siempre son aceptadas por todos. La junta puede evitar que usted sea alejado de su congregación y le permite seguir ministrándoles. Ella lleva a cabo una función muy importante dentro de la iglesia. Me parece que en cuanto haya hombres que califiquen para ese cargo, se debe nombrar una para que supervise las operaciones y los gastos además de tomar las decisiones necesarias.

En conclusión, creo que Calvary Chapel posee una base bíblica sólida y una comprensión balanceada de la iglesia, una función en el mundo y su dependencia total en la dirección y liderazgo del Espíritu Santo de Dios para su éxito, al fielmente proclamar las buenas nuevas de la cruz de Jesucristo y la esperanza de salvación por medio de Él solamente.

«Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y seráprosperada en aquello para que la envié». (Isaías 55:10-11)

Pastor Chuck Smith.

Chuck Smith fue pastor de “Calvary Chapel” en Costa Mesa, California, una de las iglesias cristianas independientes más grandes en los Estados Unidos de Norteamérica. Fundador del movimiento hacia fines de la década de los 60 y en tan solo 30 años ha propiciado la formación de más de 500 iglesias por todo el mundo.

Fue conocido como uno de los grandes expositores de la Biblia. Tuvo programas de TV y radio que se transmiten diariamente a través de los Estados Unidos, y otros países de habla inglesa.

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